lunes, 13 de agosto de 2012

LAS NEGOCIACIONES CON GAS NATURAL Y LAS PERDIDAS DE ENERGIA:

Escrito Por: Adolfo Acevedo Vogl.
Comision Economica Coordinadora Civil.


En mi apreciación, en este caso estamos en presencia de una pugna entre dos grupos de poder, y no estoy seguro que los intereses de cualquiera de ellos tenga que ver con los de la gran mayoría de los nicaragüenses.
 
 Me referiré en primer lugar a las perdidas de energía.
 
 En el INFOGRAMA publicado el día de hoy por La Prensa se dice que: ¨las perdidas no son cubiertas por la actual tarifa¨. Me parece que en este caso debería decirse que ¨las perdidas no son cubiertas EN SU TOTALIDAD por la tarifa¨. En realidad, la mitad de esas perdidas las asumimos ya los consumidores a través de la tarifa: desde hace mucho, la misma transfiere a los usuarios de la energía un 50% de las perdidas.
 
 Tampoco la tarifa tiene porque cubrir el 100% de las perdidas. El cubrir solo el 50% de las perdidas no es arbitrario: el propósito es subsanar aquellas perdidas que no dependen tanto de la acción de la empresa, pero no aquellas que caen bajo su responsabilidad, y que se tienen que reducir a partir del esfuerzo de inversión y fiscalización de la propia empresa.
 
 Si se cubriera el 100% de las perdidas, lo cual seria una aberración, se libraría por completo a la empresa del esfuerzo que tiene que hacer en estos campos para reducir las perdidas: no tendría entonces el mas mínimo incentivo por invertir lo necesario en modernizar la red de distribución y hacer el esfuerzo de fiscalización que requiere la aplicación de la Ley Anti-Fraude.
 
 Por otra parte, según el Estudio elaborado por CONCOL, un 50% de las perdidas correspondía al fraude energético, un 17.5% a mercados y asentamientos, y un 32.5% a perdidas técnicas. Obsérvese que entre mercados y asentamientos y perdidas técnicas abarcan un 50% de las perdidas. Entonces, si asumimos que el 50% de las perdidas cubiertas por la tarifa subsanan las perdidas debidas a asentamientos y mercados y las perdidas técnicas, el otro 50% de las perdidas que resta por subsanar correspondería a las perdidas por fraude.
 
 Al respecto un informe del BID elaborado por M. Dussan y V Blanlot, indicaba que: “ Debe considerarse además que no todo el consumo irregular se debe a conexiones ilegales de usuarios de bajos ingresos; existe también una proporción de conexiones legales cuya medición ha sido crónicamente adulterada, o que por largos períodos no pagaban su cuenta de electricidad.”
 
 Pero debemos recordar que precisamente para hacer frente al fraude, se emitió la denominada Ley Anti-fraude Energético, que proporciona a la transnacional Gas Natural, que monopoliza la distribución de energía en el país, todos los instrumentos legales necesarios, incluidas medidas penales, para combatir el fraude.
 
 Talvez la empresa distribuidora debía informarnos porque, tras tantos años de vigencia de dicha ley, que le proporciona todos los instrumentos necesarios para combatir el fraude, las perdidas debido al fraude continúan sin reducirse.
 
 Esto solo es posible si la empresa no efectúa el esfuerzo de fiscalización que corresponde, bajo la supervisión del INE, para detectar el fraude (cerca de mi casa un negocio que se conecta ilegalmente y en los últimos 15 días ha provocado dos apagones por sobrecarga en la zona donde vivo, y Gas Natural no parece muy interesada).
 
 Recordemos además que las perdidas técnicas representaban según el estudio de Concol el 32.5% de las perdidas, y que esas perdidas se reducen con inversión. Pero incluso las inversiones pueden blindar las redes de distribución para dificultar que la gente se pueda pegar tan fácilmente a las redes.
 
 Al mismo tiempo, CONCOL recomendaba que la empresa distribuidora llevase a cabo un Plan de Inversiones para reducir las pérdidas del 26 por ciento a 12 por ciento, en un plazo de siete años. Desde entonces, ya han pasado mas de tres años, y dicha meta continua muy lejos de cumplirse.
 
 Desde este punto de vista, el aumento de la tarifa para cubrir la totalidad de las perdidas es una opción aberrante, que busca trasladarle la carga total de este problema a los consumidores.
 
 Por otra parte, la opción de que ALBANISA tome el control de la distribución de energía, dejaría a los consumidores a merced de decisiones arbitrarias, determinadas por necesidades de orden financiero o políticas o de cualquier otra índole de este grupo, que podría implementar sin ningún obstáculo debido, no solo al poder de monopolio casi total que ejercería sobre el sector eléctrico como un todo, sino también a partir del control de los distintos poderes públicos y de las asignaciones presupuestarias.
 
 Parece ser que los ciudadanos estemos condenados a que las empresas distribuidoras y el gobierno se reúnan en lo que nuestro amigo del ICEFI Jonathan Menkos denomina ¨obscuros espacios, alejados del escrutinio público¨ y determinen que nosotros debemos subsanar sus perdidas, y subvencionar sus ganancias.

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