martes, 9 de abril de 2013

Las cosas en Rancho Grande


Rancho Grande, municipio de Matagalpa que se encuentra a 83.5 kilómetros al noreste de su ciudad cabecera departamental y a 213.5 de Managua, parece un territorio alejado del que el Gobierno central no se acuerda, a no ser que se quiera intimidar a los otros nicaragüenses que no piensan como los gobernantes.

Este municipio se encuentra envuelto en dos problemas que no son para nada aislados de nuestra realidad: por un lado, la probable instalación de una transnacional para que inicie operaciones de explotación minera, y por otra parte, el fraude electoral municipal.

La minería dejó desgracia, soledad y abandono en occidente. El triángulo minero continúa tan aislado y sin progreso. Existe una amenaza real en Rancho Grande de que se instale una transnacional y por los antecedentes dejados en otros lugares, los habitantes no quieren que se les dé la autorización.

Si solo dependiera del municipio no otorgar la “licencia social”, el problema se termina. El clero de la Iglesia católica se pronunció a favor de la población y por la asombrosa marcha realizada el 21 de marzo pareciera que el problema es común, porque afectará a todos. Sin embargo no es así, por el sesgo político que hace el gobierno con los famosos programas sociales que solo llega a los simpatizantes del orteguismo, dejando beneficio y progreso entre ellos mismos pero a los liberales los dejan abandonados, y si se mueren mejor. El testimonio de la señora Reina Sandoval confirma que la trasnacional ha sacado ventaja de esa discriminación que hace el orteguismo.

Asimismo está el chantaje de la transnacional por conseguir a toda costa el aval del sacerdote del municipio, quien le ha dicho no a la muerte de los habitantes. Pero, ¿qué pasará con los otros líderes locales? Aparentemente la alcaldesa designada es la que orienta a la gente de su partido a protestar. ¿Qué habrá tras bastidores?

El otro problema del municipio es la Alcaldía. Los liberales manifestaron que se unían para destituir a la alcaldesa designada en este municipio, por tradición liberal, donde se impuso la voluntad orteguista. Pero se les escapó asegurarse la mayoría de concejales o tal vez dieron por hecho que la rivalidad entre ellos les garantizaba el quórum. Ese error ahora lo están “pagando caro” pero prefieren no sesionar, violar una y mil veces las leyes antes que permitir que la secretaría del concejo la asuma la oposición y permitir que destituyan a la designada. Los liberales denuncian que están siendo perseguidos, que les inventan acusaciones, que los están chantajeando y son amenazados con cárcel si no se doblegan al capricho orteguista pero amenazan con hacer manifestaciones pacíficas, si no amedrentan a la población.

Algunas personas han huido del lugar, como fue el caso de Baltazar Canales, exfiscal liberal, quien huyó después que en circunstancias no aclaradas todavía emboscaron y asesinaron a su padre.

El municipio de Rancho Grande, igual que el de Ciudad Darío, está dando un ejemplo de unidad de las fuerzas liberales, en contraste con los diputados liberales que hablan de crear otras minibancadas con el absurdo pretexto de buscar la unidad. O sea que se repite la traición de Caín contra Abel.

Las denuncias hacen recordar la dictadura somocista cuando se decía: “Así están las cosas en la montaña…” El autor es Analista Político.



Alejandro Calero Dávila